"SER MÁS, VALER MÁS PARA SERVIR MEJOR."

jueves, 15 de diciembre de 2011

Si se puede II - Una historia de amor (segunda parte)

Por su parte nuestra guayaquileña viajó a la capital a hacer una experiencia y Dios la hizo vivir no una sino dos experiencias totalmente distintas en dos comunidades religiosas. Regresó descubriendo lo enamorada que estaba de la espiritualidad de su comunidad y que no la iba a encontrar en ninguna otra congregación. Ahora sabía con más claridad que nunca que Dios la llamaba a la santidad dentro de su amada Comunidad. Ahora estaba segura que iba a ser laica. Del resto, ya había depositado su vida en manos de su Señor, Él iría mostrando el camino.

Por su parte nuestro protagonista también comenzó a cuestionarse en serio si esta separación no era, más bien, una llamada al sacerdocio. Años más tarde escuchó acerca de lo que un siervo de Dios había llamado “vocación temporal” y la definía como una llamada del Señor para provocar un acercamiento a Él. Y así, estos caminos que por Dios se habían juntado, justo por Él, ahora se alejaban.

Pasó un largo año y unos pocos meses más. Tiempo en que crecieron mucho espiritualmente y también afianzaron sus liderazgos en la Comunidad. También cumplieron varios sueños personales: Él renunció a su trabajo y viajó mucho, leyó mucho. Hizo una experiencia en el Seminario de Ibarra y sintió tan fuerte esa vocación que hasta pidió su admisión inmediata, pero como Dios tenía reservada otro estado de vida para él, no le fue admitida su postulación sino que se lo remitió a Guayaquil para entrar varios meses después. Tiempo en que otro desenlace distinto tendría su historia. Mientras ella, hizo danza, montó a caballo (nunca antes lo había hecho), escaló montañas, aprendió rappelling (bajar montañas con una cuerda), creó un grupo de catequesis con un amigo curita, cosa novedosa en Guayaquil.

Eso sí, había un sinsabor bien guardado en sus corazones por nunca haber podido conversar claramente sobre los motivos de fondo por los que terminaron.

El Señor tenía reservado ese momento especial en que se encontrarían por fin después de un año y tres meses de separar sus vidas y haber pretendido separar sus almas, y por fin conversar y sincerarse. Cuando finalmente hablaron y, después de todo ese tiempo, pudieron abrir sus corazones y compartir sus diferencias y mirarlas en perspectiva, se dieron cuenta que todos sus sentimientos estaban intactos, que habían muchas más cosas en común que las que los separaban. Decidieron entonces seguir siendo amigos, pero pasó poco tiempo para que recomenzaran su relación; ahora mucho más maduros y mirando un ideal juntos que era formar un hogar cristiano donde cada uno seguiría creciendo y haciendo crecer al resto. Porque no crea el lector que ya estaban perfectitos y acabaditos ¡Nada más lejano de eso!

Pasaron algo más de dos años, tiempo en que afianzaron su amor, llegando a entender que este no era lo que venden los medios, n i la publicidad. El amor de verdad era esa decisión que habían tomado de conocerse, aceptarse y serse fieles toda la vida y que los llevó al altar el 8 de Diciembre de 2001, fiesta de la Inmaculada Concepción. 

Ahora, diez años después de ese hermoso día, disfrutan de sus vidas, de los hijos que Dios les ha regalado; de sus trabajos, de sus largas y amenas conversaciones (cuando hay tiempo entre tan agitada vida) y de seguir creciendo juntos. Siguen siendo muy distintos, pero se valoran mutuamente y saben que esa diferencia es un llamado a complementarse, a mejorarse mutuamente y sobre todo a educar, de la mano de María Santísima, a los hijos que Dios les ha dado y les quiera dar. Formándolos en la verdadera libertad de los hijos de Dios.

Saben que aún están lejos del ideal de santidad, pero se mantienen en la lucha por cumplirlos. Sueñan con ser misioneros a tiempo completo, dejándolo todo para servir al Señor, pero ya no se apuran por cumplir sus sueños, por hacer sus voluntades. Ahora esperan ir conformando estas a la Divina Voluntad de su Dios y Señor.
Saben que aún tienen bastante trabajo formándose y formando esas almitas que les fueron encomendadas.

María y Fabio

3 comentarios:

  1. me ha conmovido mucho! Dios nos siga dando matrimonios que habiendo purificado su amor y que en el tiempo y en el amor verdadero descubran en Cristo la santidad! Gracias por compartirlo =)

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  2. Si no los hubiera conocido diría q fue sacado de una maravillosa novela !!! Sinceramente hermoso !!!

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  3. linda enseñanza de amor a Dios y a la pareja.. yo conozco de cerca a María y es un orgullo verla con su comunidad y su familia. Dios los bendiga siempre y eternamente.

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