"SER MÁS, VALER MÁS PARA SERVIR MEJOR."

lunes, 23 de julio de 2012

Pescadores de hombres - Donde manda Capitán

“Vayan pues y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.” (Mateo 28,19-20)

Empiezo esta nueva sección de nuestro blog con la idea de repasar aquellos puntos del Evangelio donde Jesús, el capitán de nuestra barca, utiliza el imperativo. Bien sabemos que además de los diez mandamientos el Maestro nos ha dejado algunas otras disposiciones para alcanzar la perfección, la excelencia. Creo que como buenos jarcianos, hemos de comenzar con el “Mandato Misionero”.

Nótese que cada uno de los verbos tiene carácter de orden: vayan, hagan, bauticen, enseñen. En conjunto nos envía a continuar su obra evangelizadora. Pero no podemos quedarnos sólo en la superficie, hemos de ir a lo profundo. No es sólo un mandato a anunciar el Evangelio sin más ni más. Si quedamos sólo con eso estaríamos cortando gran parte del mensaje, es decir, cómo quiere Él que se realice la misión. Quedarse en la superficial podría significar realizar una evangelización también superficial.

La primera idea es con respecto al discipulado. Jesús no nos pide sólo anunciar el mensaje, sino acompañar al hermano en un proceso de conversión, de aprendizaje y vivencia del Evangelio. Esto requiere de nuestro tiempo y un compromiso que se traducirá en un estilo de vida. No podemos pensar en nuestra tarea evangelizadora como en una actividad de tiempo libre, es ante todo una vocación, un llamado a servir y colaborar con la redención del mundo.

Segunda idea es la del bautismo, en el cual está representada la santificación del hermano. La gracia que Cristo Salvador nos ofrece la recibimos a través de los sacramentos. No podemos pensar en una evangelización que ignore tan esencial don como son los sacramentos. Serán, después del bautismo, la confesión y la comunión los que recibiéndose con frecuencia, irán transformando y fortaleciendo el alma del discípulo.

Finalmente nos recuerda la tarea de enseñar. Una vez que nuestro hermanos a aceptado la fe y se ha convertido, luego de haber recibido la vida de la gracia a través de los sacramentos, es también tarea del misionero educarlo en la fe. El mensaje de Cristo, toda su doctrina debe ser aprendida y encarnada. Por eso el Señor nos ordena enseñar todo lo que Él nos ha mandado, porque todo es importante. La catequesis, aunque viene a continuación de la evangelización, es esencial en el camino de la vida cristiana. No basta con suscitar la fe, hemos también de educarla y profundizarla.

Jesucristo nos recuerda que esta tarea tan importante para la Iglesia no la realizamos solos. Nos asegura que estará con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Todos lo sabemos y estoy convencido que lo percibimos cada vez que anunciamos su Palabra, cada vez que cumplimos el “Mandato Misionero”.
Siempre mar adentro.

P. César Piechestein