"SER MÁS, VALER MÁS PARA SERVIR MEJOR."

miércoles, 25 de junio de 2014

La voz que grita en el desierto - Cristina Franco



En el año 2000, el Cardenal y Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe,Joseph Ratzinger, amigo muy querido de San Juan Pablo II, por motivo del Congreso de la Fe en España pronunció lo siguiente:

“La fe cristiana se basa en el conocimiento. Es verdad que la fe es un don porque no tenemos la capacidad de elevarnos por nuestras propias fuerzas a Dios, este don entra y transforma todas las facultades del hombre. Sin duda, existen hoy realidades que tienen el propósito de eliminar la fe.  Hay que identificar estos grupos y estar muy despiertos para discernir en qué momento la fe debe ser defendida.  Por otro lado,  la Iglesia debe manifestar su fuerza interior para llegar a los jóvenes y mostrar la verdad que proclama”.


Dicho cardenal que en su momento fue escogido como sucesor de Pedro, será el mismo quién con una actitud de sublime humildad renunciaría a su cargo para dar paso a nuestro actual Papa Francisco.

Podríamos citar algunos enunciados de Benedicto XVI, sus escritos son un legado para la Iglesia, pero son casi innumerables.

Por ejemplo, en una de sus homilías, denuncia frontalmente el relativismo moral de nuestros tiempos, llamándola cómo lo que es: una dictadura y advirtió:

Cada día nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir a error (cf. Ef 4, 14). A quien tiene una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, dejarse «llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina», parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos. 

Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el hombre verdadero. Él es la medida del verdadero humanismo. No es «adulta» una fe que sigue las olas de la moda y la última novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da el criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad.[1]

¡Cuánta claridad en el mensaje y ante un escenario gris dónde la gente se ha adaptado a la doctrina que por conveniencia le parezca aceptar, no deja de enfatizar aquella misma certeza que reafirmaría en su encíclica Dios es amor:

“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.[2]

¿No es lo mismo que dijo Jesucristo que consistía la vida eterna?:  ¡En qué te conozcan a ti Padre y a tu enviado Jesucristo![3]

Mientras recordaba con ilusión el desenlace de Juan Bautista por proclamar sin componendas el mal de aquel tiempo, pensé en cada hermano en la fe que apasionado por el conocimiento de la Verdad, han asumido una postura clara y decisiva no sólo sobre el estilo de vida de Jesús con quiénes se han encontrado, sino que se han enamorado completamente de la doctrina que Cristo proclamó y no dan cabida a otras enseñanzas por más modernas que parezcan pero que no son la de Cristo y su Iglesia. 

Benedicto XVI, es un santo varón, que sigue conmoviendo el corazón con sus escritos indelebles, que resuenan en el mundo entero, y que ha logrado que millones en el mundo hablen de él, y entre esos millones, muchos tengamos sed de la Verdad, de fuentes de agua viva, porque no nos ha dado lo mismo la verdad que la mentira y queremos también afirmar como él lo hace en su libro Jesús de Nazareth. ¡Yo también me he encontrado con Cristo!

Gracias querido Benedicto, mientras buscaba más publicaciones tuyos me encontré con insultos e injurias graves, cómo te ha de doler el corazón querido amigo.  También nos has dicho que no tengamos miedo a la Cruz, ya que es el destino de los amigos de Cristo.

Gracias Dios por darnos una voz que grita en el desierto y ahora desde un monasterio nos dice con su vida, que vale la pena darlo todo por Cristo.

¡Gracias Benedicto amigo, nuestras oraciones siempre contigo!

 Cristina Franco Cortázar 



[2] http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est_sp.html
[3] Juan 17, 3.

martes, 3 de junio de 2014

Memorias de una Ñañita - ¡Un súper héroe de estrellas!

Madre, acabo de tener un sueño.  Te lo tengo que contar:

Los niños corrían, cómo si hubieran visto a un súper héroe, lo vieron y gritaban con alegría entre ellos, no había nadie que la ilusión les quitará, el brillo de sus ojos del asombro aumentaba: ¡Ha venido a quedarse!, ¡Quiere jugar con nosotros!, ¡De seguro ya nos espera!. -A ver si esta vez nos los dejan ver más cerca-.


Su alegría se transformaba en esperanza verdadera.

-¡Quizás ahora podamos jugar de nuevo como aquella vez a la rayuela!, o ¡Nos contará de seguro otra historia de un tesoro que se encuentra!.

-¡Corramos! ¡Qué seguro nos dan espacio para abrazarlo y cantar canciones nuevas!.

¡¿Qué hacen?, ¡Salgan de aquí!, ¡Dejen en paz, al que cada día algo nos enseña!, ¡No lo interrumpan! ¡Qué hoy no está hablando de un Reino que ya está cerca! ¡Váyanse ya!, -interfirió un adulto-. 

Los niños gritaban, su súper héroe se acerca, el silencio reina.       


-Sonriendo los miró con cariño mamá! Y con voz solemne nos dijo a todos señalando a aquellos niños que no entraremos sino nos volvemos como ellos, y todos los niños desde aquella vez, se quedaron muy cerca…

Cristina Franco Cortázar

viernes, 23 de mayo de 2014

Valientes para discernir - Emy Duche

"Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Mt 18, 19

Dios a través de su hijo nos reveló que nuestro llamado es ser discípulos y hacer que todos sean sus discípulos. Luego, mientras vamos cumpliendo aquella misión a la que estamos llamados todos y cada uno de nosotros, se nos va configurando nuestra propia personalidad con la de Él.
La autora

El futuro comienza ya a hacerse presente y nos comenzamos a preguntar: ¿Para qué Dios me trajo hasta aquí?. Entonces es el tiempo indicado para discernir.  Pues todos tenemos en algún momento de nuestro caminar que discernir.

Quisiera tratar sobre el discernimiento vocacional, a este que le tememos y que yo se los digo: hace falta mucho coraje para ir contra corriente de la moda y la mentalidad de este mundo. Este discernimiento es tan fundamental porque iremos descubriendo a Cristo y a nosotros mismos ya sea en el sacerdocio en el caso de los hombres, religiosas en las mujeres o también consagrados en el mundo.  Se abre un abanico, por así decirlo,  ya que podemos consagrarnos en el matrimonio, en el celibato, etc. Pero consagrados a Cristo y a su Madre.

Quiero aprovechar esta ocasión para decir con todas mis fuerzas: ¡Jóvenes seamos valientes! No tengamos miedo del discernimiento indispensable en la vida de toda persona, confiemos en Cristo, a veces andamos como ciegos por las pasiones que nos ofrece el mundo.

 Puede decir alguien acaso: “Yo soy digno de ser Sacerdote”.  ¡Nadie entonces sería digno! A partir de este momento que sea borrado cualquier pensamiento que no busque agradar a Dios. Entreguémonos a Cristo y seamos obedientes a su Palabra, solo así nuestra felicidad será plena.

Emy Duche

Miembro Postulante CMJ

miércoles, 21 de mayo de 2014

Memorias de una Ñañita - Tan sencillo como creer

¡Creer! ¡Tan sencillo cómo eso!
¡Creo que a veces nos complicamos “un poquito”!

Cuando alguien me pide una recomendación para su hoja de vida, pues lo analizo muy minuciosamente, sin prejuicios, de manera objetiva, veo sus virtudes ejemplares y sus defectos dominantes, entonces procedo a escribir una carta de recomendación.  Si esta persona tiempo después falla, o roba o estafa a alguien, pues sólo exclamo: ¡Que pena! ¡Creo que no estuvo tan bien dicha recomendación, me fijaré con más atención a la próxima! Y cómo quiero tanto a esta persona pues se lo diría y luego de que haya enmendado su error estoy segura que aunque lo pensaría dos veces, la volvería a recomendar.



Pero que tal si esta persona no me falla, tiene un desempeño increíble, y no sólo que la recomiendas sino que desearías que trabaje en tu empresa, ama mucho lo que hace, es diligente, hace más de lo que se le encomendó, ¡una maravilla! Confiar y confiarle a los demás. Así en su trabajo, le dan muchas atribuciones de confianza, le encargan asuntos de administración muy complicados, estoy segura que tendrá un poder especial y general para la administración de los negocios en dicha empresa.

He querido dejar en claro esto, para poder entender lo fácil que es creer, que es confiar, el detalle radica en que a veces nos complicamos un poquito.   Lo mismo pasa con creerle a Cristo.

Me lo han recomendado tanto, a mi particularmente desde le vientre de mi madre me consagraron a Él, luego lo contraté, porque de tanta recomendación me dije: ¡Yo a este le creo!, y cómo lo pactado obliga, decidí contratarlo, le di mis preocupaciones, mis cargas innecesarias, mis ofensas leves y graves, conocí a su Padre, a su hermosa Madre y hasta me enamoré de Él completamente, sin reserva, le di todas las atribuciones para que se ocupe de mis cosas yo a cambio pacté ocuparme de los asuntos de su Padre. Y a tal punto llegó dicha recomendación que le di plenas atribuciones en mi empresa, no me ha fallado nunca, aún cuándo pienso en momentos muy duros en mi vida, lo repito, ¡nunca!.

¡Tan sencillo cómo eso, sólo nos falta creer! ¡Si muchas personas de diferentes países, en las redes sociales, en tu vida cotidiana te lo recomiendan como el amigo que nunca falla, es que algo maravilloso tiene. ¿No lo crees?

Hoy se nos ha dicho: “Yo soy la vid verdadera, sin mi nada pueden hacer, si permanecen en mi darán mucho fruto, pidan lo que quieran en mi nombre y lo obtendrán". ¿Y todavía no hacemos nada para empezar a celebrar este contrato?

Cristina Franco Cortázar

jueves, 7 de marzo de 2013

Memorias de una Ñañita - ¡Ya estás limpia!



“Le diré que no merezco llamarme hijo suyo que me trate como uno de sus sirvientes. En cuánto el Padre lo vio, corrió a su encuentro lo llenó de besos…”

Empezar a recordar con agrado aquellos momentos que nos llenan de sorpresa es realmente una buena terapia para caminar seguro de saberse amado y pasar la vida amando.  De entre las anécdotas más extrañas, de las que guardo sonrisas y un gran suspiro, es cuándo me di cuenta que tengo un Padre que busca decirme de mil y un maneras que  su amor es infinito y que me arriesgue yo también a amarlo sin medida.

Y se los voy a contar. Esto sucedió en una clase de catequesis con niños que se preparaban para hacer la primera comunión, no me encontraba del todo predispuesta para asistir, solo recuerdo que dije en mi interior: ¡Hágase tu voluntad porque la mía quiere quedarse en casa Señor!

Y para no ahondar mucho en los detalles, al momento de hablar de la Reconciliación, narré el pasaje del hijo pródigo, lo hice con varias voces para que los niños se adecuen a lo que estaba sucediendo: ¡Un hijo estaba reclamando algo que todavía no le correspondía!.  Mientras escuchaba a los niños las moralejas que nos deja este pasaje maravilloso, pensaba: “Muchas cosas me has perdonado Señor, has matado el becerro gordo, me has puesto un anillo y sandalias y a veces me siento tentada a desalentarme por la incapacidad de no amar como tú, hasta el extremo”.

Definitivamente Dios no tardó en responderme y no para jalarme las orejas o reclamándome lo lenta en comprender su amor, sino por el contrario, de una manera inocente y sencilla me hizo descubrir la certeza de que Él ya no recuerda los pecados, que se borran para siempre en el confesionario y que cada acto de amor que hagamos repara no solo mis negligencias, sino que salva almas y alegra mucho el corazón de Jesús.

 Y he aquí que me encontraba con los niños haciendo una “dinámica del perdón” (así la llamamos con mi hermana de comunidad al preparar los temas), le pedí harina o carbón, me dio las dos cosas y yo decidí tomar el carbón, mientras recordábamos con los niños las heridas del pecado nos manchábamos las caras, era un espectáculo, sólo se nos veían los dientes, uno por ahí dijo con asombro: ¿así está nuestra alma cuándo pecamos Miss?.

En todo caso, salimos a lavarnos las caras, yo los limpiaba y cantábamos con voces medio angelicales: “renuévame Señor Jesús ya no quiero ser igual”, y solo los niños que ya estaban  limpios podían limpiar a los que seguíamos sucios. Luego de lavar la mayoría de las caras y ya cuándo pensaba lavarme por fin la mía, sucedió que  una niña que no recuerdo su nombre me dice: ¿la lavo Miss?. Me toma las manos y me dice con un brillo espectacular en sus ojos: ¡pero mire Miss ya has lavado tantas caras que ya estás limpia!

Solo esa frase dicha por una niñita y que quizás para muchos no diga nada bastó para que lágrimas de alegría se confundieran con el agua.

Cristina Franco Cortázar

jueves, 21 de febrero de 2013

Convivencia Juvenil-Vocacional





 Se invita a jóvenes y jovencitas con inquietud vocacional. Entrada libre, llevar Biblia y lunch para almorzar.
Sábado 16 de marzo, de 9:00 a 17:00.
 Casa de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret , Juan Montalvo 415 y General Córdova (frente al Mercado Artesanal)

martes, 25 de septiembre de 2012

Retiro Eucarístico de Octubre

En octubre los Misioneros Eucarísticos iniciamos un nuevo apostolado.
Todos los primeros domingos de cada mes realizaremos un retiro espiritual eucarístico, abierto a todo público. Iniciaremos a las dos de la tarde para concluir a las seis de la tarde.

Serán cuatro horas acompañando a Jesús Sacramentado. Junto a la adoración eucarística ofreceremos dos meditaciones que ayudarán a la reflexión y la oración.
El lugar será siempre la capilla del Hogar de Ancianos San José (frente al Policentro, en Guayaquil).

Entonces te esperamos el domingo 7 de octubre.