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miércoles, 21 de mayo de 2014

Memorias de una Ñañita - Tan sencillo como creer

¡Creer! ¡Tan sencillo cómo eso!
¡Creo que a veces nos complicamos “un poquito”!

Cuando alguien me pide una recomendación para su hoja de vida, pues lo analizo muy minuciosamente, sin prejuicios, de manera objetiva, veo sus virtudes ejemplares y sus defectos dominantes, entonces procedo a escribir una carta de recomendación.  Si esta persona tiempo después falla, o roba o estafa a alguien, pues sólo exclamo: ¡Que pena! ¡Creo que no estuvo tan bien dicha recomendación, me fijaré con más atención a la próxima! Y cómo quiero tanto a esta persona pues se lo diría y luego de que haya enmendado su error estoy segura que aunque lo pensaría dos veces, la volvería a recomendar.



Pero que tal si esta persona no me falla, tiene un desempeño increíble, y no sólo que la recomiendas sino que desearías que trabaje en tu empresa, ama mucho lo que hace, es diligente, hace más de lo que se le encomendó, ¡una maravilla! Confiar y confiarle a los demás. Así en su trabajo, le dan muchas atribuciones de confianza, le encargan asuntos de administración muy complicados, estoy segura que tendrá un poder especial y general para la administración de los negocios en dicha empresa.

He querido dejar en claro esto, para poder entender lo fácil que es creer, que es confiar, el detalle radica en que a veces nos complicamos un poquito.   Lo mismo pasa con creerle a Cristo.

Me lo han recomendado tanto, a mi particularmente desde le vientre de mi madre me consagraron a Él, luego lo contraté, porque de tanta recomendación me dije: ¡Yo a este le creo!, y cómo lo pactado obliga, decidí contratarlo, le di mis preocupaciones, mis cargas innecesarias, mis ofensas leves y graves, conocí a su Padre, a su hermosa Madre y hasta me enamoré de Él completamente, sin reserva, le di todas las atribuciones para que se ocupe de mis cosas yo a cambio pacté ocuparme de los asuntos de su Padre. Y a tal punto llegó dicha recomendación que le di plenas atribuciones en mi empresa, no me ha fallado nunca, aún cuándo pienso en momentos muy duros en mi vida, lo repito, ¡nunca!.

¡Tan sencillo cómo eso, sólo nos falta creer! ¡Si muchas personas de diferentes países, en las redes sociales, en tu vida cotidiana te lo recomiendan como el amigo que nunca falla, es que algo maravilloso tiene. ¿No lo crees?

Hoy se nos ha dicho: “Yo soy la vid verdadera, sin mi nada pueden hacer, si permanecen en mi darán mucho fruto, pidan lo que quieran en mi nombre y lo obtendrán". ¿Y todavía no hacemos nada para empezar a celebrar este contrato?

Cristina Franco Cortázar

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