"SER MÁS, VALER MÁS PARA SERVIR MEJOR."

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Ser Jarcias - El apostolado laical

El apostolato laical sigue debatiéndose entre dos extremos. De una parte los “laicos de sacristía” que limitan su testimonio al marco de la parroquia, de los actos de piedad y de la colaboración en la pastoral. Del lado opuesto el modelo del “laico progresista” que se siente llamado a cambiar la sociedad desde la acción social-política. En ésta ocasión habrá que pensar en un justo medio, donde se mezclan ambos extremos en la dosis correcta.

Nuestros lineamientos de espiritualidad nos piden vivir la excelencia profesional al mismo tiempo que la excelencia pastoral. No podemos creer que nuestro apostolado se agote dentro del marco de la parroquia, como tampoco prescindir de ella que es precisamente la comunidad de fe. El trabajo, la profesión que hemos asumido es para nosotros el medio para servir, para siendo parte del entramado social, ir construyendo la Civilización del Amor. Y aunque tenemos claro todo esto, aún nos queda mucho que hacer para unir éstas dos realidad. Evangelizamos en la parroquia y somos óptimos profesionales y trabajadores en la empresa, pero aún no logramos evangelizar las realidades en las que nos desenvolvemos profesionalmente.

Les comparto la experiencia de un jarciano universitario. Apenas iniciados sus estudios superiores se cuestionó sobre el hecho de estudiar en una universidad católica, que de católica poco tenía. Pensó que podía servir mejor si acercaba a sus compañeros a Cristo. Una vez que logró establecer una buena relación con sus condiscípulos, les propuso aprovechar una hora libre, los miércoles por la mañana, para reflexionar el Evangelio. De los 27 invitados se decidieron sólo 5, pero ya sabemos que Jesús dice que donde dos o más se reúnan en su nombre ahí está El. Con ellos se formó el grupo que cada semana leía y comentaba un pasaje del Evangelio. Una iniciativa pequeña pero seguramente eficaz que les acercó a la Palabra y les recordó lo que significa ser cristianos.

Dicen que para muestra basta un botón. Estoy seguro que cada uno de ustedes es capaz de encontrar otras formas, más eficaces y creativas, para ser misionero en el propio lugar. Nuestro modelo de apostolado laical no se limita a la coordinación o al trabajo en la parroquia. No nos podemos conformar con evangelizar a los que llegan a la Iglesia, porque estamos enviados a todos los católicos, pero especialmente a los indiferentes, a los que aún no han tenido un encuentro personal con Cristo, a quienes no vienen a Misa. Como laicos, en medio del mundo del trabajo, tenemos una oportunidad específicamente nuestra de llevar ahí el Evangelio. Ni de sacristía, ni asistentes sociales, ni revolucionarios indignados. Somos cristianos comprometidos con la Iglesia en la nueva evangelización, cada uno según su carisma y vocación.
Siempre Mar Adentro.
P. César Piechestein

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