"SER MÁS, VALER MÁS PARA SERVIR MEJOR."

domingo, 22 de abril de 2012

Hay que tirar la basura - Reflexiones de la Ñañita


Alguna vez pensé que es mejor la espontaneidad de escribir sobre lo que se está viviendo pero cuándo un superior lo ordena es orden inmediata y así no haya ese sentir de hacerlo hay que hacerlo, de ahí el mérito de la obediencia, de reconocer que nada es nuestro y que somos servidores.

Sin embargo, no puedo desvincular el hecho de la experiencia pues todos los días guardan una fuerza y un plan maravilloso que los hace distintos entre ellos.

Los temas en mi dirección espiritual son diversos unos más fuertes, otros llenos de iluminación pero en todos se percibe la certeza de que tengo un Padre que me ha adoptado espiritualmente y conoce mi alma.  En la última dirección me recordó una frase que no había alcanzado su máxima connotación sino hasta días después: “Hija mía, ¡ya no estés tan preocupada de tus pecados, ya han sido borrados! ¿Acaso todos los días hablas con tu madre sobre los errores que cometiste cuándo eras adolescente? ¡Ya ni siquiera se acuerda! ¡Así mismo es Dios!”

Y es que ahí se encuentra quizás la razón de la no completa felicidad de los cristianos,  no comprender la grandeza del amor de Dios y volver la vista a nuestro pasado, a lo que éramos cuándo no conocíamos a Dios ni nos habíamos encontrado con Cristo, error garrafal, ¡pues no disfrutamos de lo bueno que es Dios!

Aquel día de mí dirección es claro que me habló Dios a través de mi director pero días después me volvió a decir de forma más pedagógica como para que me quede claro. 

Don Víctor es el conserje del edificio donde vivo, al verme en la mañana salir apresuradamente para bajar la basura me dijo: La ayudo niña Cristina, y le dije casi impulsivamente: "No, Don Víctor, no se preocupe yo voy de bajada".  Y este hombre de corazón sencillo y trato amable me dijo: “No es justo para usted llevar tanta basura, permita que se la lleve yo, se puede caer”

Solo volví a recordar esta escena frente al Santísimo y entre lágrimas de alegría, le dije a Jesús: “! ¡Gracias por ayudarme a cargar mi basura y no haberme dejado caer, cuándo iba de bajada!”

Pidamos a nuestra Madre la bella Virgen María la gracia de asombrarnos y sorprendernos todos los días con las palabras del salmista: “Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él”

Cristina Franco Cortázar

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