"SER MÁS, VALER MÁS PARA SERVIR MEJOR."

domingo, 15 de mayo de 2011

Nuestra Santa Madre Iglesia

Comienzo con la pregunta que hiciera Pablo VI en la segunda sesión del Concilio Vaticano II: “IGLESIA, ¿QUÉ DICES DE TI MISMA?”. Hoy quisiera que se interroguen sobre esto; fácil para unos, complicado para otros, pero los invito a que lo hagan para poder continuar con la lectura…

Ahora sí, continuemos; que tal las respuestas que consiguieron, ¿las buscaron en función de otros o de ustedes mismos?, ¿pensaron en el sacerdote y la monjita o pensaron en ustedes laicos activos, participantes y constructores de esta Iglesia?, ¿pensaron en comunidad, en grupo o afloró su individualidad?.

Espero que sus respuestas hayan sido encontradas en la simplicidad del cuestionamiento “TI MISMA”, dicho de otra manera “¿A TÚ te digo Iglesia?”, (no está mal escrito por si acaso y por si hay algunit@ se le ocurre corregirme la ortografía), sí y para los que son más creativos imagínense al propio Pablo VI apuntándolos con el dedo.

Cuando yo me cuestione encontré estas respuestas: soy misionera, madre, trabajadora, amiga, esposa, soy alegre, hermana, hija, busco ser santa (aunque les confieso no sé que tal me esté yendo), soy fiel, católica, pecadora, tengo defectos (quizá muchos) pero también tengo grandes virtudes, soy acogedora, exigente, solidaria, si sigo no termino nunca. Lo interesante de este cuestionamiento, y ahora entenderán el por qué del ejercicio inicial, es que me di cuenta que cada una de las cosas que descubrí decía de mí misma, era lo que podía decir de la Iglesia.

NUESTRA.-
Y es que YO soy IGLESIA, TÚ eres IGLESIA, todos somos miembros de este Cuerpo Místico como lo diría San Pablo en su carta a los Corintios: “Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, aun siendo muchos, son un solo cuerpo… fuimos bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo” 1 Cor. 12, 12-13.

Es por esto mi cuestionamiento: ¿por qué algun@s somos muy ligeros cuando hablamos de NUESTRA IGLESIA?, ojalá y nos diéramos cuenta que estamos hablando de nosotros mismos. Esto trae a mi mente una anécdota algo jocosa con la abuelita de Jorge y es que ella era un “poquito mal hablada” y en una ocasión insultó a uno de sus hijos diciéndole que era un hijo de p… (el resto lo dejo a su imaginación) y después dijo: “que bestia, yo mismo me he insultado”. Esto mismo ocurre cuando hablamos mal de algún herman@ laico, sacerdote (obispo, cardenales, el Papa) o religios@.

SANTA.-
Pero dirán: “es que algunit@s sí que nos dan material para hablar”. Quizá sea cierto, pero recordemos que donde abunda el pecado sobre abunda la gracia y esa es la mayor riqueza de NUESTRA IGLESIA, CRISTO mismo, Cabeza de este Cuerpo. Además esto de la Santidad es un llamado para todos, como nos lo dice San Pedro en su carta: “Así como es Santo el que os llamó, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, conforme a lo que dice la escritura: sed santos, porque Yo soy Santo” 1 Pe. 1, 15-16.

Ahora claro la tenemos realmente fácil porque la Santidad de la Iglesia proviene de Dios y es ésta quien la comunica a sus miembros, entonces está clarísimo, nosotros solo podremos vivir en santidad en la medida en que estemos unidos a Cristo a través de la oración y los sacramentos, que son parte de NUESTRA IGLESIA.

Cada uno de nosotros, tanto quienes acusan, como quienes defendemos a la Iglesia, somos responsables de nuestros propios pecados y escándalos y son estos los que hacen que NUESTRA IGLESIA se vea a los ojos del mundo cada vez menos Santa.

MADRE.-
Pero esta NUESTRA IGLESIA no abandona a ningun@ de nosotr@s, menos a es@s “rudit@s y dur@s de corazón” y nos acoge maternalmente, no importa que grande sea nuestro pecado, no nos excluye nos acoge y está dispuesta a perdonarnos. Todos aquell@s quienes alguna vez han coordinado alguna fraternidad, zona, provincia o han llevado a cargo algún proyecto y han puesto mucho de sí en él, saben lo que es la maternidad sin haber tenido hij@s, mucho más aquellos que sí tiene hij@s carnales; se sueña con aquello que amamos, queremos que no le pase nada, l@ queremos grande y si nos falla nos duele, pero el amor que tenemos por aquell@s nos lleva al perdón. Se los digo yo que teniendo cuatro retoños me toca día a día ejercitar la paciencia, poner y hacerles poner en práctica el perdón.

Bueno para terminar y no cansarlos más, los invito a amar y defender (como dijera una amiguita por allí “hasta dar la vida”) a esta NUESTRA IGLESIA, y desde hoy no diremos LA IGLESIA, sino NUESTRA IGLESIA, y cada vez que hablen mal de ella o de sus miembros sabremos que están hablando mal de NUESTRA MADRE y como dijera el populacho “a la madre no se la toca porque es SANTA”.

Unidos en la alegría del servicio ;o)

ALITA.

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