MADRE SE ESCRIBE CON “M” DE MUJER
Hoy que
el mundo está patas arriba, es necesario hacer esta aclaración. Vemos cada vez
más seguido en los periódicos, televisión e internet, noticias de adopciones,
inseminaciones artificiales o vientres de alquiler, hechas por algún famoso y
su pareja (ambos hombres). Lo último que está ocurriendo en nuestro país, en
nuestras narices, es el caso de esta pareja de lesbianas que quieren reconocer
a esa inocente niña como hija de ambas, pareciera novedoso, un gesto de
“caridad” o como dicen “de realización personal”, pero no es común, ni normal;
no dejemos bajo ningún concepto que esto degrade lo que verdaderamente es la
maternidad y paternidad, no deformemos el significado real de “familia”.
No es
casualidad, ni coincidencia que la primera letra con la que escribimos Mamá o
Madre sea la M; para mí esto es una afirmación divina de la importancia tan
grande de la mujer en su rol de madre, aunque muchas hembras (porque no merecen
llamarse mujeres) se nieguen a este hermoso don, por un simple capricho, más no
por un ofrecimiento propio de su vocación (monjas o laicas célibes). Y es que
el título de Mujer no lo lleva cualquiera, peor el de Madre.
”La Mujer”.-
En la
actualidad esta palabrita ha sido tan manoseada (y el sujeto también), que de a
poco ha ido perdiendo su verdadero significado, tanto que si buscamos en el
diccionario de la real academia española, encontraremos como definición: Mujer.- Persona del sexo femenino. En la
actualidad para referirnos al verdadero concepto de mujer hay que hacer
referencia como este mismo diccionario lo señala al concepto: Ser toda una mujer.- Tener valor, firmeza y
fuerza moral, o quizá también a: Ser
mucha mujer: Ser admirable por la rectitud de carácter, por la integridad moral
o por sus habilidades.
No demos
tantas vueltas veamos el modelo de “Mujer” que Dios nos quiso dejar. Mujer,
¿qué nos va a Mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora. (Jn. 2, 4),
esto le dice Jesús a María, “la Mujer”,
en las bodas de Cana; más adelante leeremos: Haced lo que Él os diga (Jn. 2, 5), aquí nos muestra María su
firmeza, su carácter, pero no para que sepan que ella es la que manda, nooo; ella
nos muestra como la verdadera mujer no puede ser ajena a las necesidades de los
demás, su fortaleza y decisión radica en su necesidad de justicia y bienestar
para con quienes la rodean y a quienes ama. Mujer, aquí tienes a tu
hijo", (Jn 19, 26), al pie de la cruz, Jesús con estas palabras nos
entrega a María como nuestra Madre, Madre de la Iglesia. Ella lo acompañó durante
todo el calvario, en silencio, digna, integra, valiente, fuerte, ella siempre
fue una dama, una señora, supo perdonar y amar, fiel hasta la cruz, hasta el
final.
Ahora
bien no solo ella, la pura, la sin mancha, fue llamada “Mujer”, Dios nos
muestra que quien lo busca y se convierte también es digna de llamarse así. Mujer,
¿Dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? (Jn. 8, 10), se lo dice a María
Magdalena; luego concluye: Tampoco yo te
condeno; vete y a partir de ahora no peques más (Jn. 8, 11), una mujer de verdad
busca a Dios, su perdón; hace un cambio de vida, deja el pecado, abandona todo lo
que la aleje de Dios, lo hace con decisión, firmeza, sencillez. Mujer,
¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Jn. 20, 15, dejo esta última
interrogante a todas aquellas que aún no deciden ser “las Mujeres”, ¿por qué pierden
su vida en ilusiones, sueños, fantasías, en falsos ideales?; dejen el llanto, Jesús
resucitó, está vivo, hoy, aquí y ahora y las busca para llamarlas “Mujeres”.
Unidos en la alegría del servicio
;o)
ALITA.
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