Madre, acabo de tener un sueño. Te lo tengo que contar:
Los niños corrían, cómo si hubieran
visto a un súper héroe, lo vieron y gritaban con alegría entre ellos, no había
nadie que la ilusión les quitará, el brillo de sus ojos del asombro aumentaba: ¡Ha
venido a quedarse!, ¡Quiere jugar con nosotros!, ¡De seguro ya nos espera!. -A
ver si esta vez nos los dejan ver más cerca-.
Su alegría se transformaba en esperanza
verdadera.
-¡Quizás ahora podamos jugar de nuevo
como aquella vez a la rayuela!, o ¡Nos contará de seguro otra historia de un
tesoro que se encuentra!.
-¡Corramos! ¡Qué seguro nos dan espacio
para abrazarlo y cantar canciones nuevas!.
¡¿Qué hacen?, ¡Salgan de aquí!, ¡Dejen
en paz, al que cada día algo nos enseña!, ¡No lo interrumpan! ¡Qué hoy no está
hablando de un Reino que ya está cerca! ¡Váyanse ya!, -interfirió un adulto-.
Los niños gritaban, su súper héroe se
acerca, el silencio reina.
-Sonriendo los miró con cariño mamá! Y
con voz solemne nos dijo a todos señalando a aquellos niños que no entraremos
sino nos volvemos como ellos, y todos los niños desde aquella vez, se quedaron
muy cerca…
Cristina Franco Cortázar
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