«A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María»
San Luis María Grignon de Monfort.
Apenas recibí aquel mail de uno de mis “hijos espirituales”, me dije: “!Tengo que escribir acerca de esto!”. El mail básicamente muy práctico citaba lo siguiente: “Bueno chicos adjunto encontrarán los nombres de cada miembro de fraternidad junto con el rezo diario del miesterio del Santo Rosario, así este Lunes empezaremos con las intenciones de Clifford y Wladimir, y así sucesivamente”.
Es interesante como Dios interviene siempre en auxilio de quien lo busca con sincero corazón. Hace unos meses atrás, como compromiso comunitario, esta fraternidad denominada no esporádicamente “Totus tuus”, manifestó en oración comunitaria, su deseo de profundizar más en el conocimiento y amor a Cristo, que deseos tan nobles!, que, ahora después de una charla dada por Nelson sobre la importancia del rezo del Santo Rosario y del amor a la Virgen María para el cristiano y de manera específica para el jarciano, dichas reflexiones empiezan a germinar en el silencio, sin embargo, considero que hay cosas que no puedo callar y que es necesario darlas a conocer.
¿Quién es esta mujer qué dice tan poco, y a la vez nos da una cátedra del Amor de Dios? Hagan lo que él les diga, Proclama mi alma la grandeza del Señor porque ha mirado la humillación de su esclava.
¿Quién es la Virgen María para el jarciano? Pues, así de sencillo, es su madre, la que le enseña como amar a su hijo Jesucristo, y estar atentos siempre a la voluntad del Padre, nos da su corazón lleno de gracia osea del Espíritu Santo, y nos educa en la radicalidad siempre: ¡Hágase en Mi lo que él diga!, nos da ejemplo de ser serviciales, nos invita diariamente a decir sí, y a ser obedientes y sobre todo a navegar a aguas más profundas donde lo único que quizás se vislumbre es una estrella que nos guía.
Amar a la Virgen María es entrar en el corazón de Jesús, su hijo, a quien ella tanto ama y él tanto la ama, esa reciprocidad es la que nos comparten. Jesús, se la compartió al discípulo, que representaba a cada joven en la historia de la humanidad que quiere estar al pie de la cruz, junto con ella, acompañando al Gran Pescador de hombres.
Los tratados de la Virgen María y lo mucho que ha escrito la Iglesia a lo largo de la Historia, reflejan el invaluable e indiscutible dogma de la Inmaculada y sus mensajes a la humanidad guardan íntima y perfecta relación con las promesas de Dios.
Pero todo lo hermoso que se ha escrito sobre ella, no se compara a la experiencia de quién decide de todo corazón amarla mucho y ser su hijo hospedándola en su casa, como lo hizo el discípulo amado, obteniendo la alegría inagotable y certeza de ser hijos de una Madre llena de ternura y pureza, sin mancha, pues primero es la madre del Dios encarnado!. ¡Qué hermoso misterio se revela en la mente y en el corazón de los hijos que la aman y le dan su lugar de Reina!
Nuestra Madre, nuestra mejor amiga, el modelo de vida de cada jarciana soltera o casada, el ideal para todas sin excepción a ser santas como ella, y para los hombres la hermosa y tierna mamá que alienta su camino a la santidad y qué les enseña a ser caballeros valerosos y galantes ante Dios.
Que nuestro amor a la Dulce doncella siga creciendo cada vez más, que guíe nuestra barca y cuando nos falten las fuerzas le diga a su hijo: ¡Jesús, hijito mío, se les acabó el vino! Y ella nos siga diciendo Hagan lo que él les diga.
¡Qué todos lleguemos a rezar el rosario todos los días!, es el deseo de muchos jarcianos pero sobre todo ¡el anhelo de la Virgen María!
Continuará…
Fin del mensaje. 1h21am
Cristina Franco Cortázar
Cristina Franco Cortázar
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