"SER MÁS, VALER MÁS PARA SERVIR MEJOR."

miércoles, 22 de junio de 2011

Amor de Padre - De María Alexandra Fuentes

Muchas veces hemos escuchado la frase "amor de madre", pero porque no decimos también "amor de padre". Y es que claro estamos muy acostumbrados o mejor dicho nos han acostumbrado a creer que son las madres las únicas que aman incondicionalmente y se sacrifican desmedidamente por sus hijos y eso no es totalmente cierto.

En esta ocasión quiero aprovechar y darle su justo reconocimiento al Padre, si al que se escribe con mayúscula, al que nos da la vida mucho antes que nuestras madres y no solo la carnal sino también la espiritual, aquel que nos Ama sin medida y sin esperar nada a cambio.

"CUAL LA TERNURA DE UN PADRE PARA CON SUS HIJOS, ASÍ DE TIERNO ES YAHVEH PARA QUIENES LE BUSCAN" SALMO 103, 13.

Quiero compartir con ustedes esta cita bíblica, porque esto es lo que sentí cuando tuve mi primer encuentro personal con mi Padre Dios, pude sentir su Amor, su mano que me guiaba y sus brazos que me hacían sentir protegida, esto me llenó de paz y de una alegría indescriptible.

Que alegría tener un Padre tan amoroso y tierno, solo tenemos que buscarlo (y a veces ni eso Él se hace el encontradizo) y Él nos brinda su amor y cuidados, no importa si somos buenos o malos, solo basta con que seamos sus hijitos.

Hoy yo puedo decirles totalmente convencida que he probado el Amor de mi Padre Dios, Él me ha dado grandes pruebas de ese Amor, detalles tan sencillos como una hermosa luna la otra noche, la cual alegró a mis hijas y a mí, y grandes milagros como la vida de mis hijos, un maravilloso esposo que me ama y la sanación de mi papá y mi hija mayor.

Por todo esto y mucho más puedo gritarle al mundo "...creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra...", que maravilloso saber que todo lo hizo para cada uno de nosotros, como muestra de su inmenso Amor.

Ahora con tanto Amor, no nos queda más que amarle, pero no solo con palabras sino con obras, amando a nuestros hermanos; "Entonces amémonos ya que Él nos Amó primero" 1 Juan 4, 19. No podemos abandonar a este Padre Amoroso, por eso tenemos que buscarlo en los Sacramentos y en la Oración que es el momento pleno en que podemos conversar con Él y saber qué es lo que quiere de nosotros y así poder hacer lo que a nuestro Padre le agrada y hace feliz. En los sacramentos Él mismo se nos da y hace presente.

Si nos hemos alejado de este Padre que "es Amor" 1 Juan 4, 8, volvamos a Él arrepentidos como el “Hijo pródigo” Lucas 15, 11-31, y Él nos dará su amor y perdón. Ahora díganme si esto no es “Amor de Padre” y del bueno.

Sólo me queda decirte: "FELIZ DÍA PAPITO DIOS", gracias por amarme; perdona si no puedo darte un gran regalo, pues todo lo que tengo y soy es tuyo mi Dios, recibe mi vida, mi pequeñez, la pongo a tus pies para servirte siempre y hacer tu voluntad.
Tu hijita que te ama...

ALITA.
Unidos en la alegría del servicio ;o)

domingo, 12 de junio de 2011

La Niña del Amor Hermoso - De Cristina Franco

LA NIÑA QUE DORMÍA


Qué niña tan linda susurra la brisa, su pureza, su inocencia, que hace hermosa la noche, y duerme sonriente y en pleno silencio un susurro se esconde, qué hermosa niña, qué devuelve alegrías, cuánta dulzura su rostro refleja, pidió en sus oraciones por todos los hombres, por su pueblito, por sus amigos, por sus padres, por el mundo, para que se encienda el amor de su Creador, qué hermosa esa niña que duerme, que alegría, dulzura serena, será madre un día todo lo dará, hasta su propia vida! al Mundo traerá armonía y todos la llamarán: La Santísima Bella María!


María Cristina

miércoles, 1 de junio de 2011

Vivir en Comunidad - Efecto Eucaristía

Hace más de veinte años pude vivir mi primer campamento con la comunidad. Fue una experiencia imposible de describir con palabras, es algo que te deja una huella imborrable. Recuerdo cada momento como si los hubiese vivido ayer. Y recuerdo que la enseñanza principal era el aprender a vivir en comunidad. 


Cuando se trata de comunión no podemos más que recordar a Jesús Eucaristía. La primera comunión nos transforma, nos hace uno con Cristo y con la Iglesia que es su cuerpo místico. Pero es precisamente ese detalle el que tantas veces se nos escapa. A nadie se le escapa la idea de la comunión con Dios pero a muchos se les pasa por alto que esa comunión se traduce también en la comunidad, en los hermanos, en la Iglesia.

En el campamento todo lo debíamos hacer con nuestra patrulla, sin separarnos nunca de ella. Esto nos fortalecía, nos ayudaba a crear sinergia, a lograr aprovechar las riquezas de todos a través de la participación. Hay que reconocer que también esa misma unidad traía muchas veces alguna dificultad. No era fácil tener paciencia con aquellos más débiles o difíciles de carácter, pero también eso nos servía de aprendisaje. Poder descubrir que no somos todos buenos para todo, pero todos somos buenos para algo, nos hacía valorar a cada uno y a descubrir en cada hermano sus potenciales, sus capacidades.
Creo que a eso se le podría llamar el "Efecto Eucaristía". Creo que dice mucho el hecho de que las especies eucarísticas sean pan y vino. Ambas provienen de elementos que crecen en conjunto: espigas de trigo y racimos de uvas. Son en sí mismos símbolo de la comunidad, de la Iglesia. Y es que para hacer el pan se necesita la harina que se obtiene triturando todos los granos de trigo. Para el vino hay que exprimir las uvas.

Creo que sólo en la medida en que hayamos aprendido ésta lección podremos sentirnos verdaderamente dispuestos a ser comunidad. Lo aprendemos en los campamentos, en la fraternidad y en cada momento que podemos compartir. Somos Jarcia, somos Iglesia y en Cristo somos Eucaristía.
Mar adentro.

P. César Piechestein